domingo, 24 de abril de 2011

La Hakama - Primera parte

Quizá el símbolo más distintivo del Aikido es el uso de la Hakama. Aunque su uso es compartido con otras artes marciales como el Kendo, Kyudo y el Iaido, la combinación de la hakama negra con el uniforme blanco es la forma más clara de distinguir a un practicante de Aikido, además que le brinda una elegancia particular, pues, como señala Litchen (2005) «la hakama agrega y enfatiza la circularidad natural de los movimientos del Aikido» (traducción personal).



La hakama es una especie de falda pantalón con cinco pliegues en la parte de enfrente y dos en la parte de atrás. Cada uno de estos pliegues tiene un significado: Yuki – valentía, Jin – humanitarismo, caridad, benevolencia; Gi – justicia, rectitud, integridad; Rei – etiqueta, civilidad, cortesía, obediencia; makoto – sinceridad, honestidad, piedad; Chu – lealtad, fidelidad, devoción; Meiyo – honor, dignidad, prestigio (Litchen, 2005: 8). Está hecha normalmente de algodón, porque, según comenta Litchen (2005), porque es un material más fácil de manejar que la piel, aunque esta segunda sea más resistente, además de que permite un mejor movimiento al ser más flexible y así se deja la piel para la elaboración de la parte superior de la armadura.


En la parte trasera, tiene una placa dura llamada koshita, excepto en la que utilizan algunas mujeres que practican Kyudo. Por su forma, la hakama también tiene dos aberturas a los costados, a la altura de las manos, esta parte es llamada soba.


Según Shifflett (2009), existen dos tipos de hakama: la andon hakama que se utiliza en arquería y ceremonias religiosas y la umanori hakama que es la que se utiliza en el Aikido, Iaido y Kendo. La primera es más un tipo de falda, que carece de costura entre las piernas mientras que la segunda es más bien un pantalón, con división entre las piernas, pues está diseñada originalmente para montar a caballo, aunque después siguieron utilizándola porque era parte de su atuendo y les ayudaba a distinguirse del resto de las personas (Litchen, 2005: 8). Aunque algunos autores consideran que este uso ecuestre de la hakama es su origen, Lowry (2006) nos comenta que en realidad desde la era Heian (794-1185), antes de que la clase samurái existiese como tal, las mujeres utilizaban ya un tipo de falda muy semejante a la hakama.


Al final de esta era, nos sigue comentando Lowry (2006), aparecieron el kariginu y el suikan, prendas que ya tenían esta forma de falda pantalón, antecedentes directos de la hakama. La primera vez que se utiliza un nombre similar al de hakama, nubakama, es para referirse a unos pantalones utilizados en un juego llamado kemari.


Durante el periodo Kamakura (1185-1332) se sustituyeton el kariginu y el suikan por el hitatare, una forma más simple de atuendo samurái, muy similar al que utilizan los practicantes del tiro con arco a caballo (yabusame), y cuya diferencia principal es que en la parte baja tienen cordones para ajustarse a la pierna.


En la era Muromachi (1340-1570) se utilizaron el suo y daimon, variedades del hitatare, que dejaron de ser de seda para fabricarse con lino. Es hacia 1600, en la era Tokuwaga, que la hakama tiene una nueva evolución. En este periodo se rescata el atuendo del periodo Heian y se crea el kamishimo, una especie de chaleco con los hombros puntiagudos que podemos observar sobre todo en los grupos de danza japonesa actual. La hakama usada con el kamishimo (conocida como nagabakama) era muy larga, tan larga que asemejaba una «cola de novia», pues se extendía por detrás de quien la usaba por varios centímetros. Se dice que una de las razones de este invento fue evitar los conflictos, pues portando estos largos pantalones era difícil que alguien corriera o atacara a otro, aunque varios ryu diseñaron movimientos específicos para moverse con este atuendo, como se puede constatar en algunos grabados, según nos comenta Lowry (2006).


Sin embargo, el mismo Lowry nos explica que es improbable que esta fuese la razón principal para utilizar este tipo de indumentaria, más bien se debe al deseo de rescatar una moda antigua que se consideraba elegante y la limitación de la actividad marcial fue solo una consecuencia.


Hacia la mitad de la era Tokuwaga, la hakama era portada tanto por samuráis como por mercaderes e intelectuales. De esta misma era surgen tres modalidades más de la hakama: momohiki, tattsuke-hakama y nobakama. La primera más utilizada por gente de clase baja, atada por la parte baja de la pierna; las dos restantes, menos holgadas que la hakama, más similares al pantalón actual y que dan origen al «disfraz» con el que identificamos a los ninja del cine, pero que son utilizadas en la actualidad por algunos intérpretes de taiko.


La hakama continuó siendo un elemento de la vestimenta japonesa tradicional hasta mediados del siglo XX. Lowry nos comenta que es hacia finales de la segunda guerra mundial que deja de ser una prenda de uso común entre los japoneses. Durante este periodo, la crisis económica y escases de materias en Japón hicieron que las hakamas se hicieran excesivamente costosas.


Como podemos observar, la razón fundamental por la que se viste la hakama en Aikido no es porque sea simplemente parte de un uniforme. Existen razones históricas que justifican su uso. Al igual que los pantalones cortos en box o futbol, el gi blanco es parte de la «ropa interior» que utiliza una persona que se despoja de su ropa para practicar más cómodamente el deporte. Lowry (2006) nos dice «hace cien años, las artes marciales se practicaban con la hakama puesta no porque fuese una tipo especial de “uniforme” sino porque era parte del atuendo que los miembros de la clase samurái vestían a diario» (pp. 63-64; traducción mía).


O Sensei consideraba que se debía entrenar siempre con la hakama puesta. Sin embargo, según nos comenta Lowry, lo costoso de las mismas hacía que muchos de sus estudiantes pidieran prestadas valiosas hakamas de sus ancestros (hechas a veces de seda), lo cual producía un cierto desconcierto entre las familias, pues las utilizaban para entrenar; o, como nos comenta Saotome, otros estudiantes que no tenían este recurso utilizaban tela de cortina para confeccionar sus propias hakamas.


Continua...


Bibliografía

Shifflett, C. M. (2009). Aikido Exercises for Teaching and Training. Blue Snake Books.

Litchen, John (2005). Aikido: Basic And Intermediate Studies. Trafford Publishing.
Lowry, Dave (2006). In the dojo: the rituals and etiquette of the Japanese martial arts. Shambhala Publications.






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