martes, 5 de abril de 2011

¿Qué es el Aikido?

 
Cuando uno practica un arte marcial muy conocida como el Karate y el Tae kwan do, normalmente no se enfrenta a la necesidad de explicarles a los demás que qué consiste su disciplina. Incluso cuando uno practica un arte marcial poco conocido como el Nippon Kempo, tiene la posibilidad de referirse a las primeras para explicar en qué consiste nuestra disciplina. Aún más, en algunos casos como el Kung fu,
tenemos la oportunidad de invitar a nuestro interlocutor a ver películas que le podrían dar una idea de en qué consiste una disciplina.
Pero el Aikido es todavía muy desconocido en el mundo, incluso entre practicantes de artes marciales, muchos de los cuales, aunque lo conocen, dudan de él, consideran que sus técnicas son muy suaves o que en realidad es más una coreografía de baile que un verdadero arte marcial.

En cierto sentido tienen razón. El Aikido, a diferencia de otras artes marciales, busca, antes que nada, no lastimar al adversario. Por eso no hay golpes ni patadas, por eso no hay competencias ni torneos ni premios o trofeos. El Aikido ha buscado, desde sus orígenes, mantenerse como una disciplina de formación marcial en la cual la meta es el perfeccionamiento de uno mismo.
Esta es, quizá, una de las razones por las cuales el Aikido es tan impopular entre mucha gente. Cuando una mamá lleva a su hijo a un dojo o cuando uno mismo se anima a practicar un arte marcial, parece ser siempre se tiene en mente ganar alguna competencia, obtener alguna medalla, coleccionar cintas de colores, tener un trofeo que podamos colocar sobre la chimenea o en algún librero y que podamos presumir todas estas cosas a nuestros amigos.
Pero cuando uno practica Aikido no obtiene nada de esto. No viajamos al Caribe a una competencia internacional, ni ganamos medallas para exhibir en casa y, en algunas escuelas como la del maestro Nishio Sensei, ni siquiera coleccionamos cintas de colores.
Es verdad que sí tenemos grados, pero estos nos ayudan únicamente a darnos una idea del nivel de dominio sobre la técnica y sobre uno mismo que hemos alcanzado gracias a nuestra práctica y devoción, no nos sirven jamás para presumir a nuestros amigos o para colgarlos en la pared.
¿Qué es entonces el aikido?
El Aikido es un arte marcial, es decir,  un conjunto de técnicas (del griego techné que significa arte) de guerra (del dios latino Marte, de donde deriva marcial) que son practicadas mediante una rigurosa disciplina y que, fundamentalmente, buscan el desarrollo personal. Por supuesto, como son técnicas de guerra, están pensadas para derrotar a un oponente real. Sin embargo, hay que diferenciar dos enfoques esenciales en esta idea. Por un lado, podemos enfocar la técnica únicamente a vencer al oponente o podemos enfocar la técnica a perfeccionarnos a nosotros mismos y, como consecuencia, seremos capaces de vencer al oponente.
La primera visión se da mucho en las artes marciales deportivas, aquellas que se han transformado ya en deportes, pues lo que buscan es, precisamente, vencer al oponente. La segunda visión es la que perdura en las artes de exhibición, aquellas en la que lo importante no es ganar, sino hacer bien las cosas.
El Aikido, en casi todas sus modalidades, pertenece a esta segunda visión, aunque existe también una versión del mismo, el Aikido Shodokan o Aikido Tomiki, que sí admite la competencia y del cual hablaremos en otra entrada.



El Aikido, según decíamos, es un arte marcial que busca no dañar al oponente. Fue creado por Morihei Ueshiba (1883-1969) a quien los practicantes llamamos O’sensei.

O'sensei
Ueshiba practicó varias artes marciales y, después de mucha reflexión, decidió que el enfoque de la mayoría estaba equivocado, pues todas ellas buscaban hacer daño al oponente, lastimarlo, castigarlo. Saotome, uno de los discípulos de O’sensei nos dice que en opinión del maestro «el Budo no consiste en derrotar al adversario por medio de nuestra fuerza. Tampoco es una herramienta para provocar la destrucción del mundo. El verdadero Budo consiste en aceptar el espíritu del universo, salvaguardar la paz del mundo, proteger y favorecer el crecimiento de todos los seres» (Saotome, 2006)

Es así como el Aikido ha llegado a ser considerado como el Arte Marcial Pacifista, una disciplina marcial para lograr la paz. Esta idea no nos debe ser tan ajena en Occidente. Ya los romanos decían «si vis pacem, para bellum» (si quieres paz, prepárate para la guerra). En el siglo XIX, Nietzsche también dijo «sólo se puede estar callado y tranquilo cuando se tiene a mano un arco y una flecha» (2001).
Aunque esta idea suena muy chocante a nuestras mentes pacifistas del siglo XXI, en realidad no son tan perversas como parecen. Prepararse para la guerra no significa caer en lo que los Estados Unidos y la Unión Soviética llevaron a cabo durante la guerra fría. No se trata de hacer acopio de armas y fuerza destructiva para mantener la paz. Se trata de practicar el camino del arte marcial para comprender gracias a él la naturaleza misma del mundo, las fuerzas naturales que lo gobiernan y, entonces, vivir de acuerdo con ellas y buscar la armonía.
Eso es lo que significa Aikido. La palabra está formada por tres kanjis o caracteres japoneses que significan unión (ai), espíritu (ki) y camino (do), es decir, el camino para lograr la unión del espíritu.
Es así que el camino del guerrero (budo) debe ser un camino espiritual, la búsqueda de la perfección humana que nos aliente a no pelear, a no utilizar las armas para vencer a los demás. El Aikido se basa en la idea de no lastimar al adversario.
Según Ueshiba, cuando alguien nos ataca está rompiendo el equilibrio del cosmos y por eso, debe ser conducido por nosotros para que recupere el equilibrio. Es por ello que el Aikido no busca pelear, pero tiene técnicas que permiten utilizar la energía del enemigo a mi favor.
El aikidoka busca siempre unir su propia energía a la del atacante «mirar hacia el mismo lado» (Tenkan, del que hablaremos después). Una vez que ambos miramos hacia el mismo lado, entonces podemos derrotarlo, no con la fuerza, sino mostrándole lo equivocado que está al atacarnos.
El Aikido es, entonces, el arte marcial de la paz. Digno de aquellos que quieren aprender un arte marcial pero que no desean hacer daño a los demás, que no desean lastimar, que no buscan perjudicar a sus semejantes pero que están también conscientes de que no por ello van a dejarse maltratar. El aikidoka nunca inicia un ataque pero está siempre listo para responder a uno. Nunca inicia una pelea, pero está preparado para vencer si le es necesario. El aikidoka nunca busca el conflicto y prefiere retirarse antes que luchar, pero sabe luchar si el conflicto es inevitable.
Es por ello que es un arte marcial ideal para nuestros tiempos actuales tan violentos, porque nos enseña a permanecer en calma y tranquilos, pero con la seguridad de que podremos responder a los retos y contribuir al equilibrio del universo, es decir, a conseguir la paz.
Esto es tan sólo una breve idea de qué es el Aikido, sin embargo, la mejor manera de entenderlo es vivirlo. Te invito a practicar este arte y decidir por ti mismo si tengo razón o no.
Conoce más del aikido en http://www.aikidomexico.com.mx/ y http://aikidomexico.webs.com/ y te invitamos a practicar con nosotros.

Fuentes:
  • Saotome Mitsugi (2006). Aikido: o la armonía de la naturaleza. Editorial Kairós, España.
  • Nietzsche, Friedrich (2001). Así habló Zaratustra. Alianza Editorial, España.

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