En español el término «espada» se ha generalizado para
nombrar a cualquier arma larga que sirve para cortar o punzar. Sin embrago, esto es impreciso.
Al menos tenemos que diferenciar entre dos tipos diferentes de
armas blancas largas, debido a que sus características físicas así lo
requieren:
Espadas: hablamos de espadas cuando el arma es larga, de
hoja recta y presenta filo por ambos lados de la hoja así como punta, lo cual
la hace un arma diseñada para cortar y punzar. Las espadas medievales son un
buen ejemplo de lo que propiamente es una espada [1]. La función principal de
la espada es cortar y, secundariamente, punzar (picar). Sin embargo, la hoja
recta hace que el corte se deba, principalmente, a la fuerza aplicada durante
el mismo, algo similar a lo que hacen algunos carniceros o los vendedores de
carnitas al cortar carne con un cuchillo de gran tamaño parecido a un hacha.
Ciertamente no todo es fuerza, también se utiliza el deslizado para cortar,
pero la hoja recta hace un poco difícil esta acción.
Sables: hablamos de sables cuando se trata de un arma larga,
de hoja curva y con filo únicamente por un lado de la hoja. Su función
principal es cortar y, secundariamente, punzar. El hecho de que la hoja sea
curvada permite un corte mucho más eficiente utilizando la técnica de jalar la
espada para hacer el corte –exactamente lo mismo que hacemos en casa cuando
cortamos un jitomate o un trozo de carne–, donde el corte no se da por golpear
el objeto sino al deslizar (incluso con suavidad) el cuchillo sobre el objeto.
La forma curva del sable permite realizar esta actividad con mayor facilidad ya
que, en realidad, los cortes no se hacen en línea recta, sino que, debido a
nuestra anatomía, siguen una trayectoria curva. El hecho de tener filo sólo de
un lado implica que se requiere una técnica diferente de manejo a la de la
espada. Los sables han existido en varios lugares del mundo, tanto en Japón como
en occidente, incluso en medio oriente con la cimitarra.
Existe una tercera categoría que podríamos incluir que es el
rapier, un arma larga con hoja recta
y mucho más flexible y filo sólo en la parte distal de la hoja (la parte
cercana a la punta) cuya función principal es punzar y la secundaria es cortar.
Incluyo esta tercera categoría por dos razones: 1) porque en occidente
representó una cambio importantísimo en la técnica y la idea que se tenía del
manejo de las armas blancas ya que se requiere una técnica más depurada en
lugar de fuerza y es el tipo de armas que vemos como más frecuencia en
películas tipo Los tres mosqueteros.
2) Porque me pareció importante señalar que existen también armas pensadas para
punzar y no sólo para cortar. De hecho, para mucha gente el rapier es la imagen más cercana que tienen cuando se habla de espadas.
La diferencia se nota mucho cuando vemos una película con
espadas medievales (como las del Rey Arturo o Ivanhoe) y renacentistas o
posteriores (como la de los Tres Mosqueteros [2]). En la primera vemos a los
caballeros agitando (swinging) su arma para golpear al oponente mientras en las
segundas vemos el intento de «picar» al oponente.
De hecho, tanto el sable como el rapier representan evoluciones muy importantes de las armas
blancas, ambas centradas más en la técnica que en la fuerza. La crítica (poner
un objeto bajo la luz de la razón) de los problemas y defectos de las espadas rectas
fue lo que llevó a crear mejores armas.
Es así que debemos considerar que la katana es, básicamente,
un sable y no una espada. Tiene únicamente filo por un lado y la hoja es
curvada y su técnica es principalmente de corte, aunque existe también la
técnica de punzar. Por lo cual más que «espada japonesa» es correcto decir «sable
japonés».
Notas
[1] En la Edad Media también existía el «estoque», una
espada un poco más corta y delgada cuya finalidad principal era, justamente,
punzar; aunque es poco conocida por su poca aparición en cine y televisión.
[2] Recomiendo ampliamente la película Cyrano de Bergerac (1990) de Jean-Paul Rappeneau, con Gérard
Depardieu en el papel de Cyrano ya que tiene un excelente manejo de armas. De
igual manera, la película Le Bossu (1997)
de Philippe de Broca, donde la familia tiene una «estocada» particular que muestra
como la finalidad del arma es punzar (estocar)
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